Fuente mi amigo Marcelo Alzamora
Aprendamos a pensar
Para pensar: “Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba
a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había
dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad
que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes
acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la
pregunta del examen: “Demuestre como es posible determinar la altura de
un edificio con la ayuda de un barómetro”. El estudiante había
respondido: “lleve el barómetro a la azotea del edificio y átele una
cuerda muy larga. Descuélguelo hasta la base del edificio, marque y
mida. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio”. El
estudiante había planteado un serio problema con la resolución del
ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y
completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación,
podría alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota mas
alta y así cer-tificar su alto nivel en física; pero la respuesta no
confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel. Sugerí que se le diera
al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me
respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en
la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. Habían pasado
cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si
deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al
problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por
interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba
escribió la siguiente respuesta: coja el barómetro y láncelo al suelo
desde la azotea del edificio, calcule el tiempo de caída con un
cronómetro. Después aplique la formula altura = 0,5 A por T2. Y así
obtenemos la altura del edificio. En este punto le pregunté a mi colega
si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta. Tras
abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me
contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas
maneras, por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y mides la
altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a
continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una
simple proporción, obtendremos también la altura del edificio. Perfecto,
le dije, ¿y de otra manera? Sí, contesto, este es un procedimiento muy
básico: para medir un edificio, pero también sirve. En este método,
coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la
planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del
barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al
final la altura del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya
tienes la altura. Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo
que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a
una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando
el barómetro esta a la altura de la azotea la gravedad es cero y si
tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al
descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la
per-pendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y
aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin
duda, la altura del edificio. En este mismo estilo de sistema, atas el
barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle.
Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su periodo
de precisión. En fin, concluyó, existen otras muchas maneras.
Probablemente, la mejor sea coger el barómetro y golpear con el la
puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: -Señor conserje,
aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este
edificio, se lo regalo. En este momento de la conversación, le pregunté
si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de
presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos
proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) dijo que la
conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado
enseñarle a pensar“.
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