miércoles, 6 de marzo de 2013

Nuestro miedo más profundo no es
el de ser inadecuados. Nuestro
miedo más profundo es el de ser
poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad,
lo que nos asusta. Nuestra
pequeñez no le sirve al mundo. No
hay nada iluminado en disminuirse
para que otra gente no se sienta
insegura a nuestro alrededor.
Hemos nacido para brillar de la
forma en que lo hacen los niños.

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