Me deslizo por tu piernas aladas mientras el monte de venus gravita con mi soplido. Sabes a rocío, entró por la canícula de nuestros cuerpos, y me convierto en caricia que recorre una selva tropical,
Te subes a la montaña para mecerte con la luna y tiene la música de las pequeñas cosas, te suspendo con mis manos de alfarero y voy tornando tu cuerpo de viento en brisa que se distiende al subir y bajar de la marea que llega hasta mi isla.
Tus ojos tienen el brillo de la fatiga del amor y tus brazos las huellas de mis dedos, cuando el último aliento se vuelve suspiro y tu vientre tiembla como tiritan las estrellas. Se que por un momento existe una fusión veo desde tu ojos, sientes desde mi corazón y todas nuestros átomos se vuelven otra cosa, como se transforma la materia en espíritu.
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